Arriba, más arriba que ninguna, en la blanca columna del puente, una
inscripción resalta sobre todas las demás, imborrable. Está allí, sobre
el frío mármol, azul como sus ojos, bella como siempre la ha deseado. Su
corazón empieza a latir feroz. Por un instante le parece que todos
pueden oírla, todos pueden leer esa frase, precisamente como está
haciendo ella en ese momento. Está allí, en lo alto, inalcanzable. Allí
donde sólo los enamorados llegan: "Tú y yo... A tres metros sobre el
cielo"
(A tres metros sobre el cielo)
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